019 
ESPACIO PÚBLICO LAS PIONERAS
ANTEPROYECTO / CONCURSO
AÑO
2019          
Espacio público urbano de resignificación de las mujeres y  las relaciones de género

En su objeto, el pliego del proyecto plantea la propuesta “(…) como un homenaje para recordar y valorizar la huella que han dejado en Montevideo las primeras uruguayas que lucharon por los derechos de las mujeres.” (p.4)
Esto abre diferentes líneas posibles de significación.
Por un lado emerge en el discurso la posibilidad de pensar en las luchas feministas en clave de trayecto, de trayectorias. Caminos diversos, inacabados, que en algunos puntos se cruzan. Esto, traducido al espacio, podría pensarse a través de cómo queremos/proponemos que las personas lo transiten.
¿Qué referencias hay a esos caminos?
¿Qué obstáculos encontramos?

Lo cual puede  hacer mención a la transformación y a la permanencia como dos lados de la misma lucha.
Por una parte, como se dice más arriba las luchas por los derechos de las mujeres pueden pensarse como caminos, que encuentran sus inicios hace mucho, y a lo largo del tiempo y en los diversos enclaves territoriales y políticos han ido cambiando. La constante es  la lucha de las mujeres por lograr la igualdad de los derechos, lo que cambia es cómo esto se expresa. Puede hacer referencia en algún punto a los derechos civiles y políticos, como votar, o referirse a derechos fundamentales como poder decidir sobre el propio cuerpo.
Corresponde preguntarnos qué hicieron las mujeres homenajeadas, cuáles fueron sus luchas, qué relación tienen esas luchas con las actuales, cuáles son las luchas actuales.
La historia de los derechos humanos es una historia andro y europeocéntrica, a la que las mujeres como sujeto, arriban tarde, así como otros colectivos. Es necesario deconstruir esta categoría y pensarla, como propone el filósofo Douzinas como un “recipiente vacío” que tenga la posibilidad de ser llenado, habitado por la diferencia, por las y los diferentes.
El desafío actual de los derechos humanos es hacerse cargo de la diversidad, de lo distintos que somos los seres humanos, de ensanchar, estirar los límites de la categoría de lo humano.

¿Qué lugar han tenido estas mujeres en esa posibilidad?

¿Qué representan ellas como mujeres del Sur, mujeres latinoamericanas?
¿De dónde venían sus historias? ¿Qué semillas plantaron?
¿Qué hay de estas mujeres en las mujeres de hoy? ¿Qué queremos transformar?


Una de las potencialidades de los espacios, es la de cuestionarnos prácticamente, en la acción y con nuestro propio cuerpo, acerca de los lugares que ocupamos, de los concretos y de los simbólicos.
Transitar, mirar, ver el horizonte como como límite o posibilidad, como marca.
¿Dónde están los límites?
¿Cuáles son esas marcas?
¿Qué posibilitan?
Hacer visible lo invisible que oprime y transformarlo en posibilidad. La pared que encierra, las líneas, las marcas de un pasado, pueden ser usadas como escalón para proyectarse. Volar el techo de cristal, transitar el espacio que se abre.
El concepto de género hace referencia a una categoría relacional. El género no habla de las mujeres, sino de las mujeres en relación a los varones, a las diferencias que en esa relación se dan para unos y otras en el acceso a los derechos, a las decisiones, a lo público y lo privado. Hace referencia fundamentalmente a la desigualdad construida socialmente a partir de las diferencias corporales.
Entonces,
¿qué hay de los cuerpos de las mujeres en los espacios públicos?
¿qué hay de los cuerpos y de las representaciones simbólicas de esos cuerpos y de cómo esto condiciona el tránsito por la equidad/igualdad en el ejercicio de los derechos?
Históricamente se ha construido al cuerpo de las mujeres como un cuerpo objeto sobre el que todos (menos nosotras mismas) pueden decidir.
Deciden los varones (los maridos, los políticos, el paradigma médico hegemónico), decide el patriarcado.
¿Cómo transformamos eso a través de la distribución del espacio?
¿Cómo transformamos eso a través de los objetos que lo pueblan?
¿Cómo transformamos eso a través de cómo nos reflejamos y vemos a nosotros mismos, a nosotras mismas, a las otras y los otros en ese espacio?
Las pioneras fueron ejemplo del desafío a lo establecido como norma, y dieron lucha para poder poblar el espacio público, el espacio político y transformar el lugar simbólico de las mujeres, cuestionando desde sus prácticas la premisa establecida de que nuestro espacio es naturalmente el doméstico.  
Las feministas decimos que lo personal es lo político, potenciando y abriendo los apretados lugares asignados a las mujeres, y arremetiendo desde allí contra el sistema que nos oprime.
Como dice el propio pliego, refiriendo a Montener (2011), “es vital superar el esquema de ciudad/espacio público/producción y hogar/espacio privado/reproducción, pues son esferas ampliamente relacionadas”.
Volviendo a los trayectos,  que mencionábamos al principio del texto, es necesario dimensionar lo colectivo en esos caminos. Es necesario volver a la fortaleza de lo colectivo.
Reconocer que las luchas por los derechos se dan con otras, se dan con otros. Nunca son en soledad. Y esas otras son también estas pioneras, que estuvieron antes y están ahora resignificadas en las luchas y en los espacios que cuestionan.
Pensar el concepto de sororidad. “(…) definida como la relación de hermandad y solidaridad entre las mujeres para crear redes de apoyo que empujen cambios sociales, para lograr la igualdad”. Pensar la sororidad como el reparo que ofrecen los espacios públicos.
Las luchas de las mujeres por la igualdad, no pueden ser nunca representadas por un páramo sin reparo. Ese es el sistema. Las mujeres nos damos calor, nos damos sombra, nos refrescamos unas a otras, somos como árboles.
Memoria descriptiva proyecto
Cielo Abierto_
Se decide quitar el techo de la antigua estructura, abriendo la visual hacia el zenit, logrando así un espacio totalmente abierto, con luz, un espacio libre, sin límites a la proyección. Esto tiene un lugar conceptual protagónico en nuestra propuesta.
La Cota 0 _ ESCALAS
Un único nivel accesible, la cota cero leída como la igualdad, reconocerse como pares.  Suelo/sombra... Distintas alternativas para un mismo nivel de acceso, con ámbitos de encuentro y reunión. Utilizamos la distorsión de la escala como forma de representar las categorías relacionales. La metáfora de la escala en el relacionamiento de los objetos, llevada al relacionamiento entre las personas, entre los géneros. Los objetos y los espacios posibilitando tránsitos, posibilitando encuentros, referenciando caminos diferentes, intrincados. Es así que se plantean diferentes dimensiones en las tonalidades del pavimento y césped para encontrarse y relacionarse, sentirse y ser iguales.
De los Muros_
Se plantea el muro, que será completamente cubierto con una obra  que manifiesta un horizonte, como una  nueva búsqueda, una nueva escena urbana, un nuevo encuentro, una marca que registra el pasado y abre caminos.
Del Acondicionamiento Vegetal_ HOMENAJE
El árbol Jacaranda como recurso paisajístico, de aporte visual y simbólico. Cada árbol como una conmemoración.
Se plantan 31 árboles, uno por cada una de las 30 mujeres pioneras más uno que simboliza el presente, la posibilidad de ser, un espejo en que mirarse y proyectarse a partir de la referencia a todas esas mujeres.  
Pensar el reparo que nos ofrece el espacio público como sororidad.
El reparo de lo colectivo. El Otro espejo, es  otras. Posibilidades diversas, que se suman y combinan, se potencian. La diversidad de las mujeres, la diversidad de quienes transitarán/habitarán este espacio.
El color de la floración del árbol, es el violeta, como el elegido por las feministas para identificarse.
En dialogo con cada Jacaranda se colocarán placas con el nombre de cada pionera / “espacio Carlota Ferreira”/
Equipo de proyecto:
JOSÉ GARCÍA, SARA GARCÍA, LEANDRO REIMUNDI, GERMÁN TÓRTORA
COLABORADORA: LUCÍA GONZÁLEZ